Por supuesto, el libro con su título rotundo, apropiado, casi seco, como la, a veces, agreste tierra de Andalucía, no podría haber estado mejor escogido.
En el libro se halla toda una recepción literaria, casi mitológica, con palabras que suenan a ayer: azudas, Salsum (Río Guadajoz), alfaguaras, balaceros, temperos, barroqueños, besanas), pero que el poeta arrima a su presente, para hacerlas valer desde su pasado.
Son poemas que conectan a José Luis García Clavero con un vínculo, ese arraigo, ese acerbo está vigente espacial, social y culturalmente. Es una visión personal de ese mundo natural que tiene su respuesta en su poesía. Con sus poemas habla de temores, de sueños, de tradiciones populares, es una vuelta a las raíces. Ahora que se habla tanto de medio ambiente, de ecología, encontramos en este libro un mensaje ecológico de un creador que rememora la patria de su ayer y que toma como recurso un lazo jamás desatado para volver a ella. Es como si para esa vuelta, hubiera tenido que abandonar esa tierra para ahora, regresar, al igual que un hijo pródigo en un ejercicio de necesidad humana imperiosa.
El ser humano y su raíz, el ser humano descendiente de ancestros que quiere evadirse del secuestro de un mundo que no es el suyo, porque lo apresa en una irrealidad, en un amorfo discurrir de la existencia.
Evoca labores del campo: siembra, recolección, poda, sequía, granizo, calor o lluvia torrencial, el pozo, el arado, son las estaciones, los elementos del tiempo, la encomienda de los aperos de labranza, el barbecho donde el espíritu del poeta necesita volver a arar su pasado, para soportar y arrimar el hombro al presente.El agua y la luz, el frescor de un río aquietan, amainan la desesperación.
William Wordsworth decía que: “Generalmente se escoge una vida rústica y humilde, y esto, porque en dicha condición las pasiones esenciales del corazón encuentran mejor ambiente para alcanzar su madurez, están menos controladas y conversan de forma plena y enfática. Lo demás, lo que se arracima en otros paisajes no rústicos, es la alienación”. Es por esto que José Luis García Clavero hace en este libro una redención con ese viaje de vuelta.
Tras el Edén perdido, emerge la naturaleza, la interioridad y la imaginación. Decía el gran poeta cubano José Martí que: “… tal vez la poesía no es más que la distancia”. Y en este poemario encontramos también lo filial, la lírica vida contemplativa, reflexiva y entresoñada de la intimidad, también el recuerdo del amor bucólico.Es esa distancia no sólo espacial sino vital la que recorre todo el libro. Es éste un poemario de reencuentros. ¿Qué lleva al poeta a esa angustia por volver al pasado, querer casi desistir de la acuciante realidad?
La justificación del poeta tiene que ver con retornar y con ahondar en esos elementos que todos conocemos: Tierra, aire, fuego, agua. José Luis García Clavero ha organizado su particular naturaleza en esos cuatro principios de los antiguos griegos. Su poesía, en este libro, no describe cómo es el mundo sino cómo debe ser. Al fin y al cabo esta “su tierra” es mágica, se quiere alejar de toda depredación, la hegemonía de esa tierra está en la propia vida, como don supremo de los principios antes citados. Su sitio es precisamente el lugar, la sede de su Edén particular, en tanto que la tierra como elemento se agrupa con los otros tres y se hace un bien oferente del don esencial sobre ella: la vida humana, y dentro de ella, el don innato, puro, casi místico de la poesía.
La utopía sobre su “particular tierra” se personaliza y él la hace autobiográfica. Con estos versos nos conduce José Luis García Clavero a ese pasado entre lo armonioso y lo telúrico y nos transporta a una bella ambrosía del ayer, no sin destacar la acidez de un presente que nos aboca a perder esa raíz de la que venimos, por la que existimos.
Descubran ese árbol primigenio que nos cuenta José Luis García Clavero, entre esta vegetación de versos familiarmente bellos, rebusquen ese origen que debe permanecer en nosotros siempre, en la militancia del ayer, esa misma oquedad de barro de donde salimos y a la que volveremos porque… bendita sea la Tierra.
PILAR SANABRIA CAÑETE
(Marzo 2023)